Titulares

Sabías que la energía que genera el corazón en un día sería suficiente para mover un auto.

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Tiene el tamaño de un puño y pesa unas 10 onzas. Se forma a los 21 días de gestación y desde entonces latirá unas 2 500 millones de veces a lo largo de la vida. En ese tiempo bombeará casi 1 millón de barriles de sangre. La energía que genera en un día bastaría para mover un auto. Desde la ciencia hasta el amor, sin apartarse de la gastronomía, el corazón ha concentrado múltiples miradas. Y los conceptos a su alrededor toman fuerza en septiembre, reconocido como el Mes del Corazón. Tener corazones en sus manos es rutinario para el doctor Roberto Gilbert Febres Cordero. Y no es metafórico. “Lo cortamos, lo apretamos, lo enfriamos, lo calentamos, le damos un pequeño shock eléctrico para arrancarlo, le sacamos sus válvulas, le ponemos injertos… y resiste”.En la clínica que dirige, la Guayaquil, realizan cada año unas 300 cirugías de corazón de alta complejidad. Antes de pasar algunas horas en el quirófano, los pacientes de Gilbert tienen un historial en común: poco o nada de ejercicios, tabaquismo, consumo de alcohol y mala alimentación. En el mundo, ese estilo de vida ha ubicado a los males cardiovasculares como primera causa de muerte, con 17,3 millones de fallecimientos por año según la OMS. En Ecuador, la hipertensión, las enfermedades isquémicas del corazón y la insuficiencia cardiaca están entre las 10 primeras causas de mortalidad. Este mal reunió a científicos internacionales en Guayaquil. Los cardiólogos argentinos Eduardo Pernna y Jorge Thierer participaron en ese encuentro en el que explicaron el avance de esta enfermedad mortal: afecta al 2% de la población mayor de 65 años, al año cuesta unos USD 45 billones al mundo y surge cuando el corazón no puede bombear suficiente sangre. Aunque existen varios tratamientos, no todos son efectivos. Uno de cada 25 pacientes hospitalizados fallece, lo que motivó a una farmacéutica multinacional a liderar el estudio Paradigm-HF. 8 442 pacientes probaron una nueva molécula contra la IC y en marzo se comprobó que eran menos propensos a fallecer por causas cardiovasculares. Pero sin duda una dieta equilibrada aporta ampliamente a reducir el riesgo cardíaco. El exceso de sal (que eleva la presión arterial) y grasas (que se acumulan en las arterias) son dos de los enemigos del corazón. Por eso el dicho ‘barriga llena, corazón contento’, no es del todo cierto. La chef María Fernanda Salas, del Instituto Superior de Arte Culinario (ISAC), tiene una lista de ingredientes positivos y negativos para la salud cardíaca. Del lado bueno están los pescados azules, ricos en Omega 3 (atún, albacora); el aceite de oliva extravirgen, la avena que limpia las arterias, los fréjoles, los frutos rojos (mora, frutilla, mortiño), los frutos secos, lácteos sin grasa y el tofu. En la lista negra están la manteca de cerdo, las grasas hidrogenadas difíciles de metabolizar (mantequilla y margarina) y cortes grasos de carne (bife de chorizo, picaña). Elegir bien los aceites es otro alivio al corazón. Hay que diferenciar los aceites que se consumen crudos (girasol, canola y maíz) de los que son para freír (vegetal o de palma). Estos últimos deben cocinarse hasta 180°C y no resisten más de dos frituras. “Cuando está polimerizado o café, es como tomar aceite de carro”, dice la chef. Pero no solo los alimentos afectan al corazón. Hasta el consultorio del psicólogo Ernesto Secaira, en el Centro Psicoterapia Bienestar, llegan al menos seis corazones rotos cada día. Él es terapeuta de parejas y asegura que la falta de comunicación, el estrés y la infidelidad causan daño al corazón. “Usamos el corazón para todo y a veces puede resultar herido. El corazón guarda emociones, sentimientos, motivación, ideales…”. Y así lo creían antiguas civilizaciones: para los griegos era el asiento del espíritu, para los chinos, el centro de la felicidad y los egipcios lo vinculaban con el intelecto. Así que cuando los sentimientos no marchan bien, el órgano del amor lanza sus señales. Un estudio de las universidades de Michigan y Columbia (EE.UU.) comprobó que el rechazo amoroso activa las redes cerebrales que actúan cuando se sufre una leve quemadura. Secaira explica que una ruptura trae ansiedad y depresión, que se manifiestan con hipertensión o hipotensión, taquicardia, falta de aire y un fuerte dolor de pecho. Pero hay que guardar la calma. Descanso, cambiar pensamientos negativos por positivos, destinar más tiempo a las actividades favoritas y esperar un nuevo amor son un tratamiento efectivo.

Fuente: Elena Paucar. Redactora (I) [email protected]


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